(Alcobendas, 2 de febrero de 2013). Los que ya
saben que de nuevo perdimos el partido 0-3 ante el Torrejón se preguntarán como
he podido titular así la crónica, si después de los 10 partidos de la primera fase
no hemos conseguido un solo set. Pero todo tiene su explicación. Lo que les
puedo asegurar es que no estaba premeditado este mensaje, sino que los
acontecimientos del sábado me fueron moldeando el pensamiento según transcurría
la historia. Les cuento:
Sábado 11 de la mañana. Llegan
jugadoras y papás al pabellón Amaya Valdemoro. Llegan todas las
jugadoras, incluidas las lesionadas y algunos padres. Las chicas calientan
mientras que los patriarcas fijamos como objetivo ganar un set. Si, han leído
bien, los padres marcando el objetivo, como si tuviéramos algo que opinar. En
mi caso les diré como atenuante que pensaba que acabar toda la primera fase a
cero sería un palo para las chicas, especialmente a su ilusión. Estaba tan
obsesionado que hasta, aprovechando la reciente victoria de la mañana del
Cadete A en Leganés, escudriñé una historia matemática difícil de demostrar
sobre la marcha por las chicas, consistente en que si ganaban el tercer set las
CADETE A ascendían un puesto. Me gustaría decir que fue una mentira piadosa,
pero sé que los mentirosos siempre añaden esa coletilla.
Bueno, el caso es que ni por esas.
Perdimos el tercero y corriendo aclaré el entuerto no fuera que encima creara
un trauma. Y el caso es que las chicas jugaron muy bien, con rachas horrorosas
en medio de cada set que impiden que se materialice una victoria parcial, pero
con puntos de mucha calidad sobre todo en jugadoras que hasta la fecha no se
habían destacado de esta manera. Pero erre que erre los padres pensando que
volver a perder sin un solo set a favor podría ser negativo.
Una y diez de la tarde. Salen las
chicas como una piña, quien diría que hace 5 meses ni se conocían. Están
hablando de entrenar mejor porque en la segunda fase pueden cosechar mejores
resultados. Están hablando de ilusión: saben que lo han hecho bien hoy. No les
importa las estadística, ni quien lo ha hecho mejor o peor, les importa que el
equipo mejore, que las compañeras lesionadas se recuperen, que la entrenadora
las siga apoyando. Hablan de su próximo rival.
Una y veinte. Voy con mi hija en el
coche. Me mira extrañada de que no le haga la crónica adelantada a la que le
someto tras cada partido, pero hoy se va a librar. Estoy preguntándome como he
podido olvidar las sensaciones que tenía de niño cuando jugaba al waterpolo en
un equipo que no metía un gol ni fuera del agua, pero que disfrutaba con lo que
hacía. Y miro a mi hija inmersa en el grupo que el equipo ha creado en WhatsApp
tecleando como si hiciera un año que no ve a sus compañeras y pienso: Objetivo cumplido. Sus avances en
compañerismo y trabajo en equipo, su ilusión por conseguir metas y trabajar
duro para ello es la mejor forma de aprender disfrutando. Y esa era y es mi
meta como padre. Y sé que es la misma que la del Club. Diría que siento por
ellos que su trabajo no se vea reflejado en la clasificación, pero que
demonios, a estas alturas conozco a directivos y entrenadores lo suficiente
como saber que lo que buscaban es lo conseguido, y que lo demás ya vendrá.
Empieza la segunda fase. Os
deseamos mejor suerte para veros celebrándolo chicas, porque si tenéis estas
ganas e ilusión en la derrota debe ser la gloria veros en la victoria. Y en
cualquiera de los casos, allí estaremos para verlo.
Miguel Torán
Ole!
ResponderEliminarMagnífico como siempre.
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